LA BALANZA ES EL SIMBOLO DE LA JUSTICIA. O para ser más
precisos, es una mujer con los ojos vendados, que Representa a la
Justicia, y que porta en una mano una balanza.
La Balanza representa la igualdad con que la Justicia trata a todos.
En
la otra mano porta una espada, que es los Cuerpos y Fuerzas
de Seguridad del Estado de los que se sirve la Justicia para imponer sus
decisiones. Sin el poder de la espada, de la fuerza, las
decisiones de la justicia no tendrían poder coercitivo; el poder de
hacer cumplir sus decisiones.Por eso, el papel de los
Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado es vital en un sistema
democrático, regido por una Constitución y al servicio de un poder
judicial independiente.
La Balanza, por su parte, como símbolo de la Justicia no es moderno sino que se remonta al principio de la civilización humana. Concretamente
al Antiguo Egipto. Como todos ustedes saben, cuando un egipcio moría se
procedía a la momificación de su cuerpo. El único órgano que se dejaba
era el corazón, que era la llave hacia el paraíso.En el interior
del sarcófago o a su lado se dejaba un rollo de papiro, conocido como
“El libro de los muertos”. Estos textos eran de vital importancia para
el Ba, el alma del difunto, en su camino hacia la otra vida. Porque para
llegar a ella tenía que pasar por un peligroso lugar, habitado por
monstruos de todo tipo.
Para
superar todas las pruebas, el Ba, el alma del difunto, a guisa de un
Indiana Jones cualquiera, se enfrentaba a todos los peligros haciendo
uso de los conjuros contenidos en “El libro de los muertos”. Así, si el
éxito le alumbraba, llegaba a la otra vida.
Pero llegar a Yarú,
como se conocía a la otra vida en la civilización egipcia, no
significaba el disfrute del paraíso eterno. Como aliciente, se dejaba
que los familiares y los amigos difuntos lo recibieran y le dieran
ánimos. Porque todavía quedaba por pasar la prueba más importante. Una
prueba que tenía lugar en la Sala de las dos Verdades, ante tres dioses:
Osiris, Tot y Anubis, al que recordarán por su cabeza de chacal.
Allí,
el difunto entregaba a Anubis su corazón, con las buenas obras, y este
lo colocaba sobre uno de los platos de una balanza. Sobre el otro ponía
la “Pluma de Verdad”, una pluma de avestruz, que contenía las malas
obras cometidas durante la vida terrenal.
Si el corazón pasaba la prueba, si pesaba más que la pluma, los tres dioses permitían al alma acceder al Yarú.
Si,
por el contrario, la pluma pesaba más que el corazón aparecía el
Devorador, un monstruo espantoso, mezcla de león, cocodrilo e
hipopótamo. El Devorador se comía el corazón. Eso significaba que el Ba
desaparecía en la nada porque en la religión egipcia no existía el
infierno.
La Balanza Egipcia fue luego adoptada por los griegos,
como accesorio identificativo para Themis, su diosa de la Justicia,
significando su esencia: la igualdad con que todos los ciudadanos son
tratados.
De Grecia la tomaron los romanos para Iustitia, su versión nacional de la justicia griego, a la que añadieron la espada.
Y
de ahí ha llegado hasta nosotros, en un largo periplo de más de cinco
mil años desde la primera dinastía del Imperio Antiguo de Egipto, en el
año 3.000 antes de Cristo, cuando el ser humano comenzó a forjarse a sí
mismo.
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